La Hipnosis Clínica, conocida también como hipnoterapia o sugestión hipnótica, es una técnica cuyo origen y uso se va a siglos pasados.
Es una de las técnicas que usa la psicología, y es de gran valor, hoy en día, para tratar problemas físicos y/o psicológicos.
Bajo hipnosis, la persona se encuentra en un estado de concentración y receptividad muy adecuado para el trabajo terapéutico, creándose, además, el entorno ideal para el uso de las técnicas cognitivas y conductuales que se usan en Psicología Clínica. También, gracias a este estado, las sugestiones realizadas por el terapeuta son recibidas sin el análisis y la crítica propias del hemisferio izquierdo cerebral, lo que conlleva un acceso más fácil a los procesos inconscientes.
Dicho acceso, que en muchas ocasiones no sería posible por otros medios, convierte a la hipnosis en una intervención muy eficaz en muchos trastornos médicos y psicológicos. Así mismo, con su utilización se acortan los tratamientos y el número de sesiones de la terapia.
El uso de la hipnosis y la autohipnosis, también es muy útil para los estudiantes y opositores, ya que además de reducir la ansiedad general y ante los exámenes, ayuda a aumentar la concentración y la atención, y por tanto, mejorar el rendimiento y la memoria.
Por desgracia, existe un gran número de mitos y concepciones erróneas que giran alrededor de la hipnosis. Muchos de ellos causados por programas de televisión y espectáculos, así como por algunos profesionales de la salud que desconocen lo que es la hipnosis. Como consecuencia de estos mitos, en muchos casos, se cree que la persona que está en hipnosis, pierde la conciencia y la voluntad, que es una forma de sueño, que se está bajo el control del hipnotizador, que se olvida todo mientras estás en trance, o que las personas hipnotizables son mentalmente débiles o incultas. En realidad, se trata de justamente todo lo contrario. La persona hipnotizada escucha perfectamente lo que dice el profesional, en un gran estado de concentración. No está dormida, sino despierta. Se tiene intacta la voluntad, hasta el punto de que si la persona no quiere ser hipnotizada, no va a entrar en trance. Se mantiene conservada en todo momento la capacidad de tomar decisiones y nunca se hará nada que no se desee. No será aceptada ninguna sugestión que vaya en contra de los intereses y valores del hipnotizado, ya que si esto se intentara, la persona saldría automáticamente del trance. Diríamos que existe una parte de la persona que no se encuentra hipnotizada y que con una función protectora vigila lo que ocurre, lo que algunos autores han denominado el "observador oculto".
La mayoría de la gente recuerda todo o casi todo lo que se le dijo en el trance, a no ser que terapéuticamente se necesite crear una amnesia mediante sugestiones aunque en algunos casos se produce una amnesia espontánea. Por último, existe una correlación ligeramente positiva entre inteligencia e hipnotizabilidad, ya que se requiere en la hipnosis tener cierto grado de concentración, imaginación y capacidad de visualización.
Otro mito muy extendido es que la persona hipnotizada se encuentra siempre en un grado muy profundo de hipnosis llamado también sonambúlico. En realidad la hipnosis tiene determinados estadios, y lo que nos interesa más desde el punto de vista clínico es que también podemos trabajar con muy buenos resultados en un trance medio o ligero.
En resumen, la hipnosis es un estado voluntario y confortable, con diferentes grados de profundidad, caracterizado por una reducción de la actividad periférica, en el que se mantiene una concentración especial, con una suspensión voluntaria de la capacidad analítico lógica propia del hemisferio izquierdo cerebral.
Se favorece que el inconsciente de la persona genere sus propios recursos creativos y obtenga una solución para sus problemas.
Al ser una técnica más dentro de la psicología, se suele usar conjuntamente con otras terapias o técnicas (terapia cognitivo-conductual, terapia humanista, etc.). Si bien, está comprobado incluso con cientos de estudios científicos en todo el mundo, que los tratamientos con hipnosis son más cortos en su duración y pueden resultar más eficaces en la mayoría de los trastornos psicológicos. Hay veces que se usa de forma aislada, cuando el psicólogo lo ve adecuado.
En hipnosis, la persona, entra en un estado de focalización sensorial que le permite estar concentrada en sus vivencias internas, conservando al mismo tiempo, el control y la consciencia sobre sí misma.
Mientras una persona está en estado de hipnosis se siente muy tranquila y profundamente relajada. Gracias a ese estado de relajación consigue focalizar su atención en un pensamiento, recuerdo, sentimiento o sensación, logrando, si así lo desea, modificar sus percepciones, comportamientos, sensaciones y emociones.
En este estado, la parte más inconsciente de la persona está más despierta, y es más fácil trabajar con dicha parte, y, por tanto, a la hora de conseguir muchos objetivos que tengan que ver con las emociones, con los bloqueos, fobias, dolores (reales o no), etc., el estado hipnótico es muy potente.
La hipnosis no es considera, en sí misma, una terapia o un tipo de psicoterapia, sino que es una técnica que ha de ser aplicada, sola o junto con otras técnicas, dentro de un marco psicoterapéutico y ha de ser siempre aplicada por psicólogos, médicos o psiquiatras.
La hipnosis clínica resulta efectiva en la mayor parte de los trastornos psicológicos, así como en una serie de problemas físicos (control del dolor, etc.). En principio no se puede usar para personas con esquizofrenia, epilepsia o trastornos graves de personalidad.
¿En qué nos puede ayudar la Hipnosis?
- Activar nuestros propios recursos y mecanismos de“autocuración”. (control, reducción y eliminación del dolor; hipertermia, etc.)
- Nos ayuda a conocernos mejor y a entender mejor nuestra forma de proceder en el día a día.
- Acceder a la información inconsciente que todos poseemos y que nos aporta una valiosa información sobre las causas de un problema, obteniendo así, una mayor comprensión y control sobre el mismo. Esta información es responsable de muchos de nuestros actos, pensamientos automáticos y emociones vividas a lo largo del día.
- Nos ayuda a cambiar la negatividad que se ha quedado grabada en nuestro cerebro sobre determinados acontecimientos traumáticos que han acontecido en nuestra vida. Al cambiar ésto eliminamos la emoción asociada a dichos momentos traumáticos, lo que nos permite superar el pasado y vivir en el presente sin ese condicionamiento negativo.
- Nos permite cambiar las sugestiones negativas y las creencias que nos impiden actuar de manera adecuada por sugestiones positivas y creencias potenciadoras de conductas adecuadas.
- Aumentar la confianza en nosotros mismos y, por tanto, aumentar y mejorar la motivación que nos pone en un actitud para enfrentarnos mejor a los problemas y alcanzar más fácilmente nuestros objetivos.
- Resolver nuestros conflictos internos y, por tanto, mejorar la relación con nosotros mismos, y por ende, con los demás.
- Nos ayuda a tomar decisiones desde la confianza y la seguridad.
¿Todo el mundo es hipnotizable?
La hipnotizabilidad está relacionada con la capacidad de concentración.
La capcidad de entrar en trance está asociado al nivel de sugestionabilidad, y por tanto, todo el mundo, en mayor o menor medida, puede ser hipnotizado. La capacidad de entrar en hipnosis es algo que se aprende y entrena, y va mejorando con la práctica.
Si bien, a nivel terapéutico, incluso con un trance hipnótico ligero es posible trabajar.
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